La música de Hikari (2)

Carátula de "La música de Hikari Oé."
Libro interior del CD.

Cuando Hikari estaba pequeño imitaba el canto de los pájaros, por lo cual su padre, el escritor Kenzaburo Oé, compró un disco con grabaciones de las voces de varias aves y, casi con obsesión, se lo colocaba todo los días a su hijo. Tiempo después, en una salida familiar,  Hikari escuchó el trinar de un pájaro y dijo  “Eso es un rey de codornices”, imitando la voz del narrador en off del disco. Fue la primera vez que Hikari habló.

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En Un amor especial, Oé escribe:

“Hace una hora, mientras escribía estas líneas, Hikari sufrió un ataque epiléptico e interrumpí mi tarea para atenderle junto con mi esposa. Ahora se está recuperando en el sofá, al lado de mi mesa. Cuando miro su rostro enrojecido y febril, que me mira a su vez, no puedo evitar el pensamiento doloroso de que nació realmente con esas palabras en los labios; pero al momento su dolor parece haber pasado y sonríe para sí mismo, como un signo de su voluntad de aceptar las cosas tales como son.”
Las palabras a las que se refiere apuntan al grito proferido por el personaje de El libro de Thel de Wiliam Blake, poema que cuenta la historia de un ser etéreo que se encuentra en el valle de la vida eterna, en donde se siente extrañado por su existencia; así que le pregunta a un lirio, a un gusano y a un montón de arcilla sobre cómo es la vida de los hombres. Una vez cruza el umbral entre la vida eterna y la vida humana, y al contemplar las formas de esta última, lanza un grito de terror y vuelve al lugar al que pertenece. 
De lo que hablan Oé y Blake es del grito que se produce por estar en el lugar equivocado, por estar escindido con el mundo. En el caso de Hikari, su padre habla del destino de estar en un cuerpo que le impide expresar lo que en realidad es, del sino al que su hijo ha tenido, como todos, que adaptarse.


Forest Ballad.



Sad Waltz.

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