Teorías apocalípticas (1)

Para aquellos que, aunque obsesionados con el apocalipsis como concepto, disfrutamos que cada día sea una derrota más para los profetas que han poblado este mundo, he estado recogiendo información sobre distintas teorías apocalípticas a lo largo de la historia. Empiezo esta serie con Zoroastro, el primero de los milenaristas.




Esto se va a acabar.
Zoroastro.




Las cosmovisiones de las culturas antiguas asumían el mundo como un orden creado por los dioses y conservado por ellos, por lo tanto sólo hasta el 1500 a.c., aproximadamente, apareció una concepción en la cual dicho orden tendría un fin: el zoroastrismo, religión iraní que tuvo su apogeo hacia el siglo VI a.c., cuando los musulmanes conquistaron Irán.

El zoroastrismo posee sus sagradas escrituras: El Avesta (probablemente signifique “locución autorizada”). El texto que se conserva es sólo una cuarta parte del original y fue escrito hacia el siglo V o VI d.c., luego de haber sobrevivido sólo de manera oral. Lo conforman diecisiete himnos compuestos por Zoroastro: los Ghatas.




El orden es ASHA. Ahura Mazda su guardian.
Ahura Mazda.
En el zoroastroismo ocupa un lugar muy importante el orden del mundo, que es un concepto absoluto, llamado Asha. Asha es el modo normal y correcto en que las cosas ocurren en el mundo. El Asha está en la naturaleza, en los astros, en la verdad, en el ciclo humano, en el rito, en la fuerza que mueve, en el movimiento que conserva. Ahura Mazda “El señor sabiduría” es la deidad que Zoroastro proclamó como principio del mundo y como guardián del Asha. 



Al Asha se opone el DRUJ. A Mazda, MAINYU.


El antagonista de Ahura Mazda es Angra Mainyu y el concepto opuesto al Asha es el Druj, que significa “falsedad”, “mentira”.






Zoroastro es el primer ejemplo de los profetas llamados “milenaristas”, aquellos que prometen una total transformación de la existencia, un total perfeccionamiento del mundo (en su caso por medio de la victoria eterna del Asha) tras la destrucción del antiguo modo de vida. En la profecía de Zoroastro se contempla la resurrección de los muertos, frente a lo cual Ahura Mazda dice: Si yo cree lo que no es [es decir lo que no existía hasta que él lo creara], ¿por qué no puedo volver a hacer lo que ya fue? 


Metal fundido. Leche tibia.

En el Bundahishn, obra escrita en persa medio, se narra el apocalipsis del zoroastrismo y el renacer de los muertos. La imagen que presenta es muy efectiva: Cuando los muertos vuelvan a la vida, la tierra se cubrirá de metal fundido ardiente y los resurrectos caminarán sobre él. Los justos, al  hacerlo, sentirán que caminan sobre leche tibia, mientras que los malvados sabrán que caminan sobre metal fundido. Es curioso que, de alguna forma, en el zoroastrismo se castigue por medio del conocimiento y se premie con la ilusión. Al final los malvados serán destruidos y los justos serán, no sólo inmortales, sino eternamente jóvenes. También es interesante la solución "narrativa" que el apocalipsis del zoroastrismo le da a la posibilidad de un futuro incesante: Hombres y mujeres vivirán unidos en la fe del zoroastrismo; pero no procrearán más. Esta nueva realidad será inmutable y en ella la historia habrá cesado. En otras palabras el nuevo orden propuesto consiste en la quietud y en el detenimiento del flujo universal.



El primer decepcionado.


Zoroastro esperaba que la profecía se cumpliera en su tiempo, lo cual, obviamente, no sucedió. Luego de su muerte, las siguientes generaciones esperaron lo mismo, hasta que fue necesario aceptar que, por lo menos en el tiempo cercano, no se presentaría el fin del mundo. La decepción fue consolada de manera casi idéntica a como se consoló la decepción de los primeros cristianos: se imaginó que Zoroastro reencarnaría en un futuro salvador que completaría su obra. Este es el mito del Saoshyant.


La semilla del profeta. La virgen del profeta.

Según este mito la semilla del profeta se conserva actualmente en un lago al sudeste de Irán, donde es vigilada por 99.999 almas. Cuando estemos cerca del fin de este tiempo, una virgen se bañará en el lago, quedará en cinta con la simiente de Zoroastro y dará a luz a Saoshyant. Este hijo y reencarnación de Zoroastro, reunirá un ejército con el cual derrotará, finalmente, a Angra Mainyu.

Se calcula que aún quedan unos 130.000 zoroastrianos en el mundo, principalmente en el subcontinente indio. Todavía esperan al Saoshyant y con él el advenimiento del apocalipsis.

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