Teorías apocalípticas (3)

San Agustín VS Joaquín de Fiore


San Agustín, por Rubens
Hasta el s XII la historia y el futuro fueron concebidos desde la óptica de las Siete Edades que había descrito San Agustín, siete edades que eran análogas a los siete días de la creación y que, por lo tanto, terminaban en una edad Sabbath, aquella en la que Cristo, tras su regreso, gobernaría. Esta edad es colocada por Agustín fuera del tiempo. Según sus tesis, el clímax de la humanidad se vivió durante la Encarnación; lo que ha venido luego y lo que vendrá no es más que la Eternidad, en la cual la única tarea, el único objetivo es el arrepentimiento. Así que el Sabbath no es un destino a alcanzar, sino más bien el estado en que reposan los santos. Por otra parte, Agustín proponía no judaizar el apocalipsis cristiano, evitando literalizar los apocalipsis judíos del A.T. y aplicarlos a la segunda venida de Jesús; por lo tanto estaba en contra de determinar el tiempo en que Jesús regresaría.
Ilustración de la visión de San Francisco,
experimentada por Joaquín de Fiore.


Ilustración del Liber figurarum de Fiore.
El círculo verde es el padre; el azul, el hijo
y el rojo, el Espíritu Santo.
Entonces Joaquín de Fiore propuso un modelo casi alterno que, aunque sin alejarse del todo de las siete edades agustinas, se opuso a ellas de manera esencial. Propuso que el tiempo del mundo cumplía con una pauta trinitaria -conocimiento que obtuvo por spiritualis intellectus-. Las tres etapas de la pauta son La Ley, La Gracia y La Edad de la Iluminación en el Espíritu. La última etapa joaquinita, aunque coincidía cronológicamente con la agustina, se apartaba de ella por completo al ser escenario de un nuevo clímax, de la llegada del Anticristo (Joaquín es considerado el profeta del Anticristo) y del Juicio Final, antesala de una octava edad de eterna Bienaventuranza. Joaquín esperaba el cumplimiento de un logro al final de los tiempos; Agustín, no. La tesis agustina es pesimista; la joaquinita espera el reino de Dios y la justicia.

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