Entre huesos y flores. Anotaciones frente a Georgia O´Keefe.

Pelvis II (1944) 













Pelvis II me recuerda no sólo la luz y los espacios solitarios de Giorgio de Chirico (De hecho: viendo ciertos cuadros de ella he pensado que si de Chirico hubiese trabajado flores se habría llamado Georgia O´Keefe. Igual me ha sucedido varias veces al pensar que si hubiese pintado a Brooklin, se habría llamado E. Hopper.), sino, además, sus edificios, pues la disposición de los huesos, a pesar de ser huesos, hacen pensar en arquitectura antes que en humanidad. Pensándolo de esta manera, y al contrastarlos contra el cielo azul, nos hallamos ya no ante una pelvis, sino ante una ventana o una puerta. ¿Que dan adónde? A un elemento repetido en la obra de la norteamericana: el vacío. En el caso de esta pintura el vacío es azul y, sólo por ello, nos es fácil llamarlo cielo. 
Ahora: Si lo queremos, si y sólo si se nos antoja, podemos ver en las flores de O´Keefe más puertas. Miremos Black Iris
En Black Iris (1926) (Un dato: G.O. Jardineaba con pasión y gustaba de plantar las flores que dibujaba. Pero nunca consiguió semillas de Black iris, la flor protagonista de su cuadro más conocido.) el vacío es negro y remite a la oquedad y al misterio. Cuidado: al azul al otro lado de la pelvis en Pelvis II, no deben negársele las mismas relaciones.
O Jack in the Pulpit IV (1930)

Según contó la propia O´Keefe, en su segundo año de bachillerato su maestra de artes  le pidió a la clase dibujar un Jack in the pulpit. Fue la primera vez que Georgia vio algo. Intentar dibujar la flor la obligó a fijarse con atención en las curvas, los tonos de color, los detalles. La sorprendió una flor de la cual había visto muchas con anterioridad (Quizá se acercó en alma a Giacometti, quien escribió alguna vez, en relación con su tozudez de pintar siempre a las mismas personas: “La aventura, la gran aventura, es ver algo desconocido aparecer cada día en la misma cara. Es más grandioso que todos  los viajes alrededor del mundo.”).

El poder que el detalle ostenta es el de entregarnos el mundo, permitirnos su acceso. Mirando de cerca Black Iris escribí en mi libreta: “Las flores de O´Keefe son, definitivamente, puertas gigantes en las que la llave es el detalle. Sin detalle (vellos, rugosidades, etc.) no hay conocimiento. Quien conoce, puede atravesar la puerta.” 

¿Cómo es un hueso? ¿Cómo es una casa? ¿Cómo una flor? Sólo se puede saber cómo es una flor acercándose a ella, inclinándose hacia su pistilo y cayendo en el pozo sin límites del mundo y su reconocimiento.
Sólo por mi antojo de ver puertas donde otros ven abstracciones de vulvas o flores, dejo las siguientes imágenes.



Abstraction - White Rose III (1927).




Green-Grey abstraction.  (1931).









Y mi preferido, hasta ahora, de la obra de O´Keefe:
Black abstraction.
(1927). 






“Una flor es relativamente pequeña. Todos tienen asociaciones con las flores -con la idea de flor-. Extiendes tu mano y tocas la flor -te inclinas para olerla -quizá la tocas con tus labios sin siquiera pensarlo -o se la das a alguien para complacerle. Sin embargo -de alguna manera- nadie mira una flor -en verdad- es tan pequeña -no tenemos tiempo- y ver toma tiempo, así como hacer amigos toma tiempo. Si yo pudiera pintar la flor exactamente como la veo, nadie vería lo que veo, pues la pintaría pequeña ya que la flor es pequeña.
Entonces me dije a mí misma -Voy a pintar lo que veo -lo que la flor es para mí, pero la voy a pintar grande y ellos se sorprenderán al gastar tiempo mirándola. -Voy a hacer que incluso los ocupados newyorkinos se tomen el tiempo de ver lo que yo veo de las flores.”
Georgia O´Keefe. 
Some memories of drawings. 1974.

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