"SALTO MORTAL", Kenzaburo Oé. (2)

No quiero decir que el movimiento y la libertad sin Dios sean los únicos temas de la novela. Pero sí podrían ser asumidos como dos temáticas base a las que se van sumando otras, no menores, sino, podríamos decir, asentadas menos profundamente en el texto.

Voy a valerme de la principal estrategia narrativa con que se construye la novela para hablar del movimiento. Esta estrategia es la entrada de personajes a escena. Muchos de los capítulos son dedicados a la introducción de personajes que posibilitan la ocurrencia de las anécdotas; como si el texto fuera un planchón transportado sobre leños y a medida que avanzara fuera necesario ir incorporando nuevos leños bajo él. Cada uno, al llegar, produce no sólo nuevas páginas, sino sucesos que hacen avanzar a la historia hacia su desarrollo. Morio, Koga y el líder de las Luciérnagas Infantiles, son unos cuantos ejemplos. Partiendo de esta afirmación es evidente que para hablar del movimiento en Salto mortal, hay que hablar de personajes, de cómo se trasladan físicamente o de cómo oscilan interiormente.

Varios de ellos comparten una cualidad: estar en un punto indeterminado entre dos opuestos. Es como si entre un factor y su negativo no se dibujara una línea, sino un círculo. Un círculo que se abriera, por ejemplo, con la vida y se cerrara con la muerte; sin embargo entre esos dos puntos que ahora parecen tocarse, aparece un injerto, un elemento que es tanto lo uno (vida) como lo otro (muerte). Hablando de Kizu podré explicarme mejor.

Kizu es un anciano que, cercano a la muerte, descubre su propia homosexualidad al desarrollar una relación sentimental con el joven Ikuo y entonces pasa de ser un tranquilo profesor universitario a un amante impulsivo e irracional, que se comporta de una manera más propia para un adolescente que para un añoso enfermo de cáncer. Se enrola en un movimiento del que tiene serias dudas, cambia de fe, arriesga su nombre y su vida porque no está dispuesto a abandonar a Ikuo, porque se ha propuesto seguirle donde vaya y hacer lo que él le pida, ciegamente. ¿Y porqué hablo de movimiento y no de cambio? Por que el movimiento es mucho más certero en abarcar tanto el cambio, como el ir y venir de un ente entre dos estados. Otro ejemplo, de nuevo con Kizu, para explicar lo anterior: El anciano está en el umbral de la muerte y, de repente, se salva. Kizú, milagrosamente (y el uso del adjetivo es literal), pasa de la vida a la muerte, de la escasez de tiempo futuro a la sensación de tener la eternidad por delante. Y el movimiento también permite hablar de la traslación de un alguien. Kizu aparece al comienzo en Japón, luego se radica en EEUU, después vuelve a Tokio y, finalmente, se muda a un pueblo pequeño. Y esta traslación no es un elemento menor, aunque a primera vista pueda parecerlo, pues el título mismo de la novela nos habla de una acción física. Transcribo la explicación que un amigo me envió del significado de “Chūgaeri”, palabra que intitula originalmente a la novela: “(...) es más o menos un movimiento acrobático en el que la persona queda cabeza abajo en el aire (o en tierra) y finaliza de pie. "Pirueta" también sería una buena traducción sin connotaciones "mortales".” (Gracias, Flaco.). Moverse de un lugar a otro de una manera peligrosa, afrontando un futuro oscuro, quizá distinto al que parecía establecido, es una empresa que varios personajes llevan a acabo en el texto de Oé.
De hecho, Patrón, el líder del movimiento religioso que protagoniza la historia, rehusa acometer un acto que considera sería el equivalente a un nuevo Salto mortal, pero ahora hacia atrás. A su entender, el dado diez años antes (la apostasía de sus creencias) lo había conducido al infierno y dicho pasaje no debía ser desandado. Y entonces llegamos a Patrón que es puro movimiento. Lo resumo: Patrón va del hombre normal al arquetipo de profeta milenario (visión de lo trascendente, diáspora, caída al infierno, resurrección, autoinmolación). 
Si bien el movimiento puede ser notado en muchos otros personajes (Bailarina, Guiador, Ogi) es en Morio en quien, además de Kizu, más visible se hace. Morio es un joven-niño-hombre (puede abarcar los tres estados) con minusvalía mental; es un péndulo que algunas veces se mueve entre la idiotez y la genialidad (de nuevo el círculo y los dos polos que se acercan), otras entre el mutismo y la mayor elocuencia (a través de la música, por ejemplo, puede describir lo inefable). Es un personaje que causa extrañeza constante en el lector y cuya catalogación se hace difícil en varios aspectos. Morio puede ser tótem, ímpetu creador, puente entre lo humano y lo divino, místico, oráculo.
Sobre Morio hay algo importante qué acotar. Hikari Oé es el hijo de Oé que padece de idocia y que, además, compone música clásica. Al respecto Oé escribe en Un amor especial, un libro extraño para ser de un nobel, lo siguiente:
Kenzaburo e Hikari.
“Hace 25 años nació mi primogénito con una anomalía cerebral, lo cual fue un golpe para la familia, por decir lo mínimo. Y sin embargo, como escritor, he de reconocer que el tema central de mi obra, a lo largo de gran parte de mi carrera, ha sido la manera en que mi familia se las ha arreglado para vivir con este hijo minusválido. De hecho, debo admitir que mis ideas sobre la sociedad y el mundo en general, incluso mis pensamientos acerca de aquello, sea lo que fuere, que pudiera trascender nuestra limitada realidad, se basan en la experiencia de vivir con él y en lo que he aprendido de ese modo"
No sé si sea posible, pero voy a intentar subir a este blog algunos temas musicales que tengo de Hikari. Si lo logro hablaré de lo que significa su música en el transcurrir familiar de Oé.

Comentarios